LOS NIÑOS DEL BRONX
Hollman está en párvulos y me suplica que lo entreviste. Me dice que le gusta mucho el jardín y que está construyendo una torre de fichas. Luce contento porque está estrenando silla en La Libelulosa, el nuevo jardín infantil para los niños del Bronx y el Voto Nacional, una de las zonas más complicadas socialmente de toda Bogotá.
El jardín está rodeado de almacenes de autopartes y en toda la esquina tiene el Camad, que sirve para atender a los habitantes de calle cuando están buscando rehabilitación. Por el frente pasan todo el tiempo habitantes de calle, algunos piden ‘para un pan’, otros buscan entre la basura. Los niños que llegan todos los días a estudiar y comer en el jardín, sin embargo, no les tienen miedo: los han visto desde que nacieron, han convivido con ellos, los ven camino al jardín o a las casas de quienes antes se hacían cargo de ellos.
“Ha sido difícil en algún comienzo porque la gente no confía en las instituciones. Incluso algunos que ya tienen los niños aquí desconfían y preguntan hasta cuándo va a estar el jardín, se preguntan si esto es un "carameleo", relata Hárold Bustos, uno de los líderes de Integración Social que montó el jardín y buscó a los niños, al contar que la gente aún no le cree que el jardín es para ellos y que deben ayudar también a vigilarlo, para que sus bebés tengan un buen espacio para vivir.
En el jardín cuidan niños desde los 17 días de nacidos y hasta los cinco años; lo más bonito del proceso es que muchas madres se han vinculado para pintarlo y a algunas les ha empezado a ‘picar’ la idea de mejorar sus casas, buscar otros lugares para vivir y que sus hijos crezcan en un mejor ambiente social.
Las mamás también se han vinculado con sus historias y ahora en la entrada del jardín hay una instalación en la que cuentan cosas que les han pasado, escritas sobre la ropa de sus hijos.
La casa jardín de dos pisos y espacio para 70 niños –42 ya están estudiando– recibe a pequeñitos que son hijos de papás que los aman, pero que en algunos casos tienen problemas de drogas, líos económicos o trabajos difíciles. Sus bebés, esperan los expertos, los ayudarán a cambiar su forma de vida.
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